Beilstein , de aspecto sencillo y evocador, con sus calles de casitas con entramado de madera te transporta a la Edad Media y resulta todo un placer perderse por sus calles empinadas y serpenteantes así como tomar un café en alguna de sus muchas terracitas en las coquetas plazas que forman parte del encanto de pueblo.
Beilstein era uno de los pueblos que tenía anotados para visitar aunque no sabía bien dónde se ubicaba.
Fue cuando iba de camino al Burg Eltz que pasé por casualidad y al verlo recordé las fotos que había visto por internet… ¡Inconfundible! 😯
Beilstein es pequeñito y muy tranquilo( no supera los los 160 habitantes, aunque en los meses de verano esté atestado de turistas).
Aparcamos el coche en un parking (de pago) que hay en la misma carretera y justo al lado nos paramos a tomar un café con unas espléndidas vistas hacia el Mosela y los viñedos 😯 .
No me extraña que sea visitado cada año por 3 millones de turistas, y que se trate de un punto de parada obligatorio en todos los cruceros que recorren el Rin y el Mosela ya que es una preciosidad.
No tiene grandes monumentos aunque cuenta con restos de una antigua muralla, la plaza del mercado y el ayuntamiento (data del 1322), la iglesia de San Cristóbal o la fachada de una pequeña galería de arte que en el pasado albergaba la sinagoga del pueblo.
Cuando terminamos el café y descansamos un ratito nos fuimos a pasear por el pueblo que está lleno de diminutos cafés, tabernas, restaurantes y hostales y pequeños rincones super bonitos adornados con flores 😀 .
UN POCO DE SU HISTORIA
Beilstein disfrutó del estatus de ciudad prácticamente desde sus orígenes, siempre bajo el protectorado de condes y arzobispos pertenecientes a las familias más poderosas de la región.
En 1689 los franceses tomaron la ciudad en el contexto de la Guerra de los Nueve Años. Fue una invasión que duró poco, aún así ciudades cercanas como Cochem fueron arrasadas por completo. En 1794 los franceses volvieron y esta vez para quedarse, y el ejército de Napoleón liberó a Beilstein de la servidumbre de sus antiguos dueños durante los 20 años que duró su sueño hegemónico.
Este hecho no supuso una ventaja, más bien perjudicó a Beilstein, que se integró posteriormente a la Confederación Germánica con una población diezmada y extremadamente pobre o en vías de emigración y fue cuando caería en un profundo sueño por más de 100 años, y mientras que el resto de la región de Mosela cambiaba y evolucionaba con el curso de los tiempos, en Beilstein no tenían ni población ni recursos suficientes para acometer estos cambios, con lo que paradójicamente el pueblo consiguió algo insólito en la región: permanecer anclado en el tiempo.
La verdad es que fue una parada muy chula 😉 …
Un café charlando tranquilas, con esas vistas tan espectaculares y encima en un precioso dia de Sol, con una temperatura más que agradable, disfrutando de un ambiente muy guapo entre moteros, ciclistas y turistas en general que al igual que nosotras aprovechaban para tomar algo en alguna de sus preciosas cafeterías, fue un ratito de esos inolvidables 😆 en el marco de una escapada que tanto para mi amiga como para mi se nos quedará siempre en el recuerdo…. 🙂