Declarada Patrimonio de la Humanidad, rodeada por montañas y ríos que aún la embellecen más, esta ciudad milenaria posee un legado cultural e histórico importantísimo además de su Acueducto romano y una rica gastronomía. Por eso no es de extrañar que miles de personas sucumban a sus encantos para disfrutarla.
Ya estaba tardando en dedicarte una entrada, mi bella Segovia, y es que eres de mis “niñas preferidas“, así lo he demostrado siendo una de las pocas ciudades a las que le he repetido visita y sin duda, a la que volveré.
Tranquila y sobria, eres una ciudad donde es un placer pasear y dejarse sorprender por tus calles llenas de historia apasionante y monumentos que te delatan, por ese ambiente de relax que transmites y que has hecho que muchos visitantes te tomen como la ciudad perfecta para ir, pasear, almorzar tu cochinillo y visitar ese acueducto y alcázar tan espectaculares que tienes.
Siempre recordaré la primera vez que al doblar la esquina y desde el coche, apareció ese magnífico acueducto ante mis ojos y no pude evitar la sorpresa diciendo “¿cómo puede estar esta maravilla aquí en medio?“, creo que es de los monumentos que más me han sorprendido y eso que he visto muchos, pero bueno, lo mejor será empezar por la visita porque de halagarte no me cansaría nunca, mi preciosa Segovia.
El punto de inicio para su visita es sin duda, la Plaza del Azojuego (mercado pequeño) donde encuentro el tramo más vistoso del acueducto. Avisaros de que toda esta zona es peatonal así que el coche hay que dejarlo en algún parking para poder recorrerla a pie.
ACUEDUCTO
Es el mejor ejemplo de arquitectura civil que tenemos en España, y uno de los mayores regalos que nos dejaron los romanos. Formado por 167 arcos de piedra granítica, tiene como peculiaridad que en su construcción no se utilizó argamasa ni cemento.
Su origen es incierto, aunque se cree que fue iniciado probablemente por Domiciano entre los siglos I y II y quizá reconstruido en tiempos de Trajano, más o menos al mismo tiempo que en Roma estaban construyendo el Coliseo y casi a la vez que Pompeya quedaba sepultada por la lava del Vesubio.
Tuvo como función en sus orígenes el desplazar el agua desde el manantial de la Fuenfría, situado en la sierra de Guadarrama cercana a 17 kilómetros de la ciudad, hasta la ciudad.
36 de sus arcos sufrieron desperfectos por el ataque del musulmán Al-Mamún de Toledo (el rey moro de Toledo), para quitarle el suministro de agua (entonces estas eran tierras de frontera entre los reinos cristianos, al norte, y los reinos musulmanes, al sur). Hacía 300 años que los musulmanes dominaban estas tierras, pero los reyes cristianos estaban “empujando” la frontera.
Años después serán restaurados y volverán lucir en todo su esplendor.
Os aconsejo subir por las escalinatas para poder contemplar con mayor perspectiva tanto el Acueducto como la plaza que también tiene un encanto especial, presidida por el famoso Mesón de Cándido, del que tanto hemos escuchado hablar y donde se come un cochinillo espectacular, es también donde se encuentra el Centro de recepción de visitantes.
Arriba de las escalinatas se encuentra la Segovia intramuros, territorio de los nobles, del clero, de los judíos y del rey, que bien merece un paseo e incluso muchos de los viajeros inician el recorrido por allí.
La Leyenda del Acueducto
Cuenta la leyenda que una muchacha que trabaja como aguadora y estaba cansada de bajar a por agua a la fuente, aceptó un trueque con el diablo. Un día, el diablo le ofreció construir un gran puente para llevar el agua hasta su casa a cambio de su alma. La muchacha aceptó, pero con la condición que debería estar terminado en una noche. El diablo se puso manos a la obra pero cuando aparecieron los primeros rayos de sol le faltaba una piedra por colocar, con lo que perdió el alma de la muchacha. Cuenta la leyenda que los agujeros que se ven en las piedras del Acueducto son las huellas de los dedos del demonio.
Continuo el paseo hacia la Plaza Mayor por la calle Real, que me lleva a la Plaza Juan Bravo, un lugar con una marcada historia.
Plaza Juan Bravo
Construida en desnivel, tiene una parte alta, denominada Plaza de San Martín, y la de abajo: Plaza Medina del Campo.
Es una colección de palacios de nobles, presidida por el monumento a Juan Bravo, caudillo comunero en la guerra de las Comunidades de Castilla, con un aire italiano muy pronunciado en su construcción y aunque a simple vista parezca una plaza cualquiera de una ciudad más, os puedo asegurar que tiene en cada uno de sus monumentos una carga de historia impresionante.
Palacio de Enrique IV de Castilla
El que más me llama la atención, quizás sea por tanta historia como hay en su interior es el palacio de Enrique IV de Castilla, situado en la parte superior, el rey que prefirió vivir en el corazón de la ciudad en lugar de hacerlo en el majestuoso Alcázar. Desde aquí gobernó Castilla y desde aquí acarició el sueño de su unión definitiva con Portugal en un solo reino, llegando a acordar una doble boda, la de su hermana Isabel con el rey del Portugal y la de su hija Juana, con su hijo. Pero Enrique murió en 1474 y nunca se encontró su testamento. Isabel, que se encontraba en el Alcázar en el momento de la muerte de su hermano, no dio opción al debate y, justo tras la muerte de Enrique, fue más o menos “autoproclamada” Reina de Castilla. En los días siguientes Isabel no salió de aquí, y fue desde aquí desde donde cimentó su reinado.
Unos días después entró en Segovia su esposo Fernando, que se encontraba en tierras de Aragón y aquí tendría su origen el famoso “Tanto monta”. Fue justo aquí, donde se firmaron las “Capitulaciones de Segovia” por las cuales Isabel de Castilla y su esposo Fernando de Aragón se proclamaron iguales en sus dos reinos. Las armas de Aragón sustituyeron definitivamente a las de Portugal en el escudo real. Empezaba a borrarse el recuerdo del Rey Enrique IV y acababa de nacer algo que se iba a llamar España.
Iglesia San Martin
El nexo de unión entre la parte alta y la parta baja de la plaza.
Mirador de la Canaleja
Desde aquí se contempla el barrio de San Millan y la montaña de la mujer muerta, perteneciente a la Sierra de Guadarrama.
Hay varias leyendas acerca de esta imagen que se refleja en la montaña, yo me quedo con esta que dice así:
Cerca de lo que hoy conocemos como Segovia capital, caminaba Hércules acompañado de su caballero, cuando se encontraron con un grupo de mujeres. Todas menos una salieron corriendo, asustadas por la descomunal figura de Hércules. El caballero cayó rendido a los pies de la valerosa y bella muchacha, de la que rápidamente se enamoró.
Al enterarse el padre de la joven de que podía perder a su bella hija, que también se había enamorado del caballero, éste, preso de los celos, prefirió quitarle la vida antes de verla caer en los brazos de su pretendiente. El caballero quedó tan triste y desolado por la pérdida de la joven que pidió a Hércules que esculpiera su figura en la montaña, encomienda que le llevó muchos años, hasta dejar la figura que hoy podemos ver en el horizonte desde Segovia.
Plaza Mayor
Lugar de encuentro donde poder tomar algo en alguna de sus terrazas. Aquí está la oficina de turismo, el Ayuntamiento, el teatro Juan Bravo inaugurado en 1917, la iglesia de San Miguel donde fue coronada Isabel la católica y en una esquina la preciosa Catedral.
Vió modificado su aspecto original a causa del hundimiento en 1523 de la iglesia de San Miguel
Catedral de Segovia
La Catedral de Segovia es la última Catedral gótica construida en España.
Empezaron sus obras en el 1525 con el mejor arquitecto del momento, Gil de Hontañón (también diseñó la Catedral de Salamanca) y en una época de esplendor en la ciudad debido a su industria lanera. Planeada para ser la más grande, la más preciosa, no contaron un pequeño detalle y es que en esos tiempos ya no se construían catedrales góticas y eso la llevó a ser menospreciada.
Y por la calle desamparados sigo en dirección al Alcázar, inmersa en esas calles segovianas con tanta esencia y por donde pasear es toda una gozada, pasando por delante de la casa museo de Antonio Machado, quien viviera allí durante doce años.
y por fin …
El Alcázar de Segovia (Siglo XII)
El Alcázar de Segovia es un lugar mítico donde comenzó la historia de Segovia hace más de 2000 años. Palacio y fortaleza durante siglos de los Reyes de Castilla, está enclavado en un lugar fantástico. En 1862 sufrió un importante incendio así que gran parte de lo que hoy vemos es su reconstrucción.
Recuerdo perfectamente que me vino a la cabeza la imagen de un castillo con el que jugaba de pequeña y que seguro que todos los de mi generación recordaréis, el Exin Castillos.
Cuentan algunos guías turísticos que en este castillo se inspiró Disney.
Justo en la torre chiquitita que tengo a mi espalda, el Rey Alfonso X el Sabio, conocido por muchos como el rey astrónomo, hace más de 700 años, subía en las noches estrelladas para contemplar el cielo. Escribió 16 libros dedicados a esta ciencia en donde resaltó por llegar a ser un buen conocedor de ella y eso le ha valido que a día de hoy exista un cráter en la Luna llamado Alphonsus en su honor y reconocimiento como astrónomo.
Y el Alcázar es el punto final de mi visita a Segovia, un punto final fantástico, intenso y espectacular por una ciudad que es para pasearla sin prisas, para detenerse en cualquier calle porque te ofrece un sinfín de leyendas e historia que hay que ir descubriendo y disfrutando, para sentarte en alguna terraza de su Plaza Mayor y deleitarte con esa vista a la Catedral y el constante ir y venir de gentes de cualquier lugar del mundo.
Sin lugar a dudas, Segovia es para mí, una ciudad de sensaciones…
¡¡Hasta Pronto!!
Mi Recomendación
Para comer, almorcé en este restaurante llamado “El Bernardino” donde probé el famoso cochinillo y unos judiones riquísimos.
Esta ciudad yo la quiero
para vivirla paseando,
para el diálogo sincero
con aquellos a los que amo;
también para compartir
este cielo tan azul
con quienes quieran venir
a disfrutar de su luz.
Esta ciudad yo la vivo
apurando cada día:
su tiempo tiene un sentido
que hace que cunda la vida;
si tu la quieres vivir
cualquier época del año,
déjate caer por aquí
que nosotros te esperamos.
Es verdad que por rutina
miramos con dejadez
esas joyas que sí admiran
quienes nos vienen a ver
y tu vas a disfrutar
de sus leyendas e historia
si vienes a pasear
por mi ciudad: por SEGOVIA.
José G.Velazquez.
María Luisa
Año 2013