Un pequeño puerto, el viejo puente, las murallas y buen un lugar lleno de historia y de mucha importancia por haber sido un puerto naviero de primer orden , son el marco ideal para disfrutar de unas vistas y un paseo precioso .
Auray está divida en dos; la parte alta, donde se encuentra el centro y la zona del puerto conocida como Saint Goustan, donde se puede ver un precioso conjunto arquitectónico formado por casas de entramado de madera desparramadas por una colina que teniendo a sus piés el rio L,Och forma una estampa marina preciosa.
Bajo por la Rue du Château, calle peatonal repleta de galerías de arte y con poco tránsito de gente en esa hora , llego al atardecer y ya el trasiego de turistas afloja… ¡ Qué alivio ! 😉 .
Auray-Saint Goustan, la parte alta y la baja de la ciudad, ha sido calificada de Ciudad de Arte e Historia.
Conforme bajo va apareciendo la estampa del puerto que me pareció muy distinta de todos los que hasta ahora había visto, incluso me vino la escena de alguna película ya que no es difícil imaginarse en ese escenario a un grupo de piratas cantando borrachos por los muelles , o bien , verlos beber cervezas en alguna taberna medieval, y es que Auray ha sabido conservar su esencia, a través del tiempo,algo que me encantó.
El puerto, con su posición estratégica, se enriqueció en la Edad Media con los impuestos que pagaban los barcos a su paso.
En los siglos XVI y XVII, su economía se basaba en la importación de vino, sal, cuero, hierro, acero de Vizcaya y en la exportación de trigo, centeno, avena, mantequilla, carne, pescado, tela y lienzo, lo que lo convirtió en el tercer puerto bretón.
Los motivos de la decadencia del puerto fueron la creación del puerto de Lorient (1665-1670), la falta de carreteras para conectar St. Goustan con la zona de influencia, y mas tarde la llegada del ferrocarril en 1865 y la creación de una nueva carretera de acceso a Auray que aísla el puerto y reduce aún más su comercio.
Atravieso el viejo puente y me encuentro con callejuelas adoquinadas, casas con entramado de madera (s. XV y XVI) , muchas terrazas de restaurantes-crepperies por las que me pierdo en unas cuestas que mejor no hacer con tacones ;-)y unos rincones super bonitos que te dejan con la boca abierta 😀 incluida la estatua a Saint Goustan que se sitúa en la Rue St. René.
Las casas de esta zona de Auray son las mán antiguas de la ciudad, todas ellas de un estilo arquitectónico tradicional de la época donde el tejado de muchas todavía conserva la famosa ardoise o pizarra como elemento principal.
Y con tanta cuesta y tanta crepperie bonita no puedo resistir la tentación de comerme una gallette en una de sus preciosas terrazas situada en una calle estrechita, donde cenar fue todo un gustazo, además lo hicimos junto a una pareja francesa 😉 con los que pasamos un ratito de lo más agradable.
Gallette de Jamón para mi y de Queso para Jorge, yo la tomo con cidre que curiosamente la sirven en una taza especial, por lo visto es lo típico de Bretaña.
http://www.creperie-saint-sauveur-auray.fr/fr
Y tras la cena, la charla y el merecido descanso (menudo día llevamos 😉 ), seguimos el paseo en forma circular, subiendo en principio para bajar de nuevo hacia el puerto pero esta vez apareciendo en el otro extremo, muelle Benjamin Franklin, llamado de esta forma porque fue donde desembarcó en 1776 Benjamín Franklin para pactar en Versalles con el Rey Luis XVI un tratado que beneficiaria mucho a los Estados Unidos, facilitándoles la Independencia.
El lugar donde se hospedó nos lo recuerda una placa en la fachada de una casa.
Me voy de Auray con un buen sabor de boca porque me ha encantado, me ha dado una estampa algo distinta de los lugares que había visitado en estos días, que si bien me gustan también, agradecí pasear por un lugar que constrastó bastante.
Sus calles serpenteantes asomándose a un puerto precioso me han enamorado y me han transportado a una época que siempre me ha atraído con unos muelles que datan del siglo XIV y rememorando también un acontecimiento histórico inolvidable como fue La Batalla de Auray, el enfrentamiento más importante y sangriento de la guerra de sucesión bretona.
Hubiera deseado dedicarle más tiempo para visitar con detenimiento su parte alta o haber paseado por alguno de los senderos habilitados a lo largo del río y que tienen que ser una pasada de recorrer, pero eso hace que tenga un nuevo motivo para volver, quizás algún día …
Adiós Auray … ¡ Au revoir Mr. Franklin ! 😉
Os dejo un enlace por si quereis más información acerca de la Batalla de Auray
http://arrecaballo.es/edad-media/la-guerra-de-los-cien-anos/batalla-de-auray-1-364/
María Luisa
Septiembre 2016