En el tren de la vida aprendemos y crecemos con personas que suben y bajan constantemente de nuestro vagón, aceptamos muchas veces con pesar y tristeza a quienes tienen que irse y de buen grado le damos la bienvenida a todas esas que se sientan a nuestro lado no sabemos bien por cuánto tiempo.
Todo el que me conoce sabe bien que soy una persona muy sociable, me encanta conocer gente a pesar de que sea muy bohemia y necesite en gran medida mis tiempos en soledad para viajar o hacer cosas cotidianas, pero si hay algo que me causa pesar en mi vida son las pérdidas de esas personas que han sido importantes para mi y un buen día dejan de estar en mi tren.
Desde niña, y debido a los constantes traslados de mi padre por temas laborales, me vi obligada a establecer relaciones de las que sabía que con el tiempo tendría que prescindir para hacer otras nuevas en otra ciudad distinta, y ha sido esa la causa que me ha dado quizás los disgustos emocionales más fuertes en mi vida no llegando a acostumbrarme nunca.
Es bueno darte cuenta que cada persona que te encuentras tiene un rol en tu vida. Algunos te ponen a prueba, otros te aman, unos te utilizan y otros te enseñan y llevan por el buen camino. Pero los realmente importantes son los que sacan lo mejor de ti mismo. Son esas personas poco comunes y extraordinarias que dejan huellas en tu vida, te acompañan por la senda del triunfo y te recuerdan que este mundo aún vale la pena.
Dijo Ernesto Sabato:
Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades sino que nos están misteriosamente reservados.
¡Cuántas veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si hubiéramos pertenecido a una misma organización secreta, o a los capítulos de un mismo libro!
Nunca supe si se los reconoce porque ya se los buscaba, o se los buscaba porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino.
A veces y por suerte en la vida me cruzo con esas personas mágicas, esas que que tienen un vínculo conmigo inexplicable. Las he reconocido a primera vista, y he sabido desde el primer instante que iban a ser importantes para mi. No puedo decir el por qué o el cómo han llegado a mi vida, ni cuál es el asiento que deben tomar en mi tren pero sí he apreciado que hay un hilo invisible que me une.
Proverbio Chino:
Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, incluso enredarse, pero nunca romper.
Dicen que la vida nos la tenemos que tomar igual que respiramos, cogiendo y soltando, aprendiendo que no podemos controlar siempre quien sube y baja de nuestro tren y debemos aceptarlo, que cuando esa aceptación llega, el viaje se hace más grato, más liviano, más feliz pero a mi cada día me cuesta más ver bajar a algunas personas y aunque con la edad aprendes a canalizarlo ese dolor existe.
Siempre dije que la palabra más triste y la que más me cuesta decir es “adiós” y aunque a veces está justificada no es fácil prescindir de los apegos ya que estos son innatos en el ser humano. Aprender que todo tiene fecha de caducidad te hace saber que ese dolor que estás sintiendo en ese momento también pasará o al menos se atenuará.
Algunos finales son felices, otros tan sólo necesarios
El día que te das cuenta de que crecer va a significar despedirse de personas, situaciones, emociones, memorias, ilusiones e incluso amigos que se supone iban a estar para toda la vida. El día que te das cuenta que te despides mejor que hace un año. Que ya no te sorprende que la gente desaparezca de tu vida. Ese día estás aprendiendo a decir adiós, ese día estás creciendo
-Risto Mejide-
El viajar sola me ha abierto mucho la mente en ese sentido, cada día estoy en un lugar distinto, me cruzo con personas distintas que en un momento de mi vida comparten un café, una charla, un paseo, otros me indican el lugar hacia donde voy e incluso se han brindado a acompañarme mientras me van contando cosas de sus vidas o del lugar que estoy visitando, y, he aprendido a aceptar que todo quedará en eso, en el breve espacio de tiempo compartido. Así he entendido que mi tren puede ser inmenso y haber sitio para muchas personas y que todas vienen a enseñarme algo.
No quisiera acabar esta entrada en mi blog sin añadir un tema emblemático de Ana Belén para todas las que un dia decidimos irnos a una estación y retomar el viejo tren que un buen día dejamos aparcado …¡ va por nosotras !.
Sentada en el andén
mi cuerpo tiembla y puedo ver y a lo lejos silba el viejo tren como sombra del ayer.
No será fácil ser de nuevo un sólo corazón.
Siempre habia sido una mitad sin saber mi identidad.No llevaré ninguna imagen de aquí,me iré desnuda igual que nací.Debo empezar a ser yo misma y saber que soy capaz y que ando por mi piel.
Desde mi libertad
soy fuerte porque soy volcán.
Nunca me enseñaron a volar
pero el vuelo debo alzar.
María Luisa.
Esta entrada se la quiero dedicar a Javi, mi última pareja, con la que he compartí tres años y una de las personas más importantes de mi vida. Hoy hace un año que nuestras vidas tomaron rumbos distintos.