La Calçotada (Calsutada, dicho en catalán) es una fiesta gastronómica que sirve de excusa para reunirse los amigos o las familias alrededor de unas brasas donde estas cebolletas tiernas, blancas y dulces se asan y se comen con una salsa llamada Romesco que está exquisita.
Hacía mucho tiempo que tenía ganas de degustar una rica Calçotada pero en las últimas veces que venía a Barcelona no me coincidía con la temporada de Calçots , así que esta última vez aprovechando que la suerte me acompañaba aproveché que mis tíos estaban en Llavaneres y conocían un lugar donde los preparan riquísimos para reunirme con ellos y pasar un almuerzo de lo más chuli comiendo estas cebollitas que mojadas en la salsa están deliciosamente exquisitas.
Pillé un tren de cercanías en la estación del Clot y en cuestión de 40 minutos estaba en LLavaneres donde me tomé una clarita sentada al Sol y con vistas al mediterráneo mientras hacía tiempo para que llegara la hora de ir a almorzar….
Los calçots se han cultivado tradicionalmente en la zona occidental de Cataluña y los más famosos son los de Valls, en Tarragona, los únicos que cuentan con una denominación de origen protegida.
Aunque la protagonista de la calçotada es, obviamente, la verdura, esta se acompaña siempre de carnes a la brasa. Lo más típico es optar por butifarras, longaniza y chuletillas de cordero...
Nosotros nos pedimos una paella y un buen vino … 😛 .
¿Cómo hacer los calçots?
Los calçots se preparan al fuego, no con brasa sino con llama que calcina el exterior pero mantiene tierno.
Hay que comerlos calientes.
La leña que idealmente deberíamos hacer servir es el sarmiento, aunque también salen muy buenos haciéndolos con otros tipos de leña.
Se preparan los calçots, cortándoles las raices y un poco las puntas verdes.
Colocamos una parilla encima del fuego, que deberá estar bien vivo, y seguidamente uno a uno los calçots encima para que se vayan cociendo.
Daremos la vuelta a los calçots para que se hagan por todos los lados.
Sabremos que los calçots están en su punto cuando estén bien negros de presencia exterior, de tacto blando y empiecen a “explotar”, es decir, que es como si se abriesen.
Una vez hechos, los retiramos y los reservamos envueltos en papel de periódico. Esto se hace así para que se mantengan calientes y acaben de ablandarse.
¿Cómo se comen ?
Los calçots se pelan con las manos y se mojan en la salsa por lo que resulta imposible no mancharse: las manos se tiznan de ceniza y las gotas de salsa acaban en la ropa.
Conclusión: mejor tengamos una (o varias) servilletas a mano y pongámonos el babero antigotas fugitivas.
Nosotros lo hicimos al pié de la letra y aún así mi cara y mi ropa parecían el rosario de la Aurora 😛
He de decir que me encantarón aunque para ser justa hay que reconocer que la gracia y el punto se la dá la salsa…
¿Cómo se prepara la Salsa Romesco?
La noche anterior ponemos dos ñoras a remojo.
Antes de empezar con la receta freímos dos rebanadas de pan.
En un recipiente apto para horno incorporamos: dos rebanadas de pan frito, 14 avellanas, 1 cabeza de ajos pelados, dos tomates maduros y dos guindillas, un vaso de aceite de oliva, 1/2 vaso de vinagre y las ñoras que hemos tenido en remojo, sal y pimienta.
Llevamos el molde al horno precalentado a 180º calor arriba y abajo, durante 45 minutos.
Transcurrido el tiempo retiramos la piel a los tomates, el rabo y las pepitas a las ñoras.
Vertemos todos los ingredientes que terminamos de hornear en el vaso de la batidora, trituramos bien ( si la salsa queda muy espesa, podemos añadir un poco de agua, donde hemos tenido las ñoras hidratándose).
La salsa además de acompañar los calçots también combina de maravilla con verduras y pescados
PequeRecetas.
Y hasta aquí llega mi día por LLavaneres y un almuerzo estupendo donde al margen de mancharme entera, disfruté como una mona no sólo con la comida sino con la compañía .
Y nos marchamos a Barcelona que al dia siguiente tenemos más comilona familiar ….
Besitos a mis primitas y a mi tia Isabel… ¡ chin chin, guapas mías !